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LAS TRES CERDITAS

Proyecto personal.

Las Tres Cerditas, versión creativa del cuento popular.

-¡No se me ocurren ideas, mi creatividad se ha agotado! -afirmó desesperado el Sr. J. Ramírez Lobo a su jefe. El Sr. Lobo llevaba meses intentando dejar volar su imaginación para crear una nueva película pornográfica. Se pasaba los días encerrado en su oficina esperando que se encendiera la luz de la bombilla, mientras tanto, su jefe le amenazaba con apuntarle al paro.

Una tarde, cuando el creativo llegó a su casa, se encontró a Doña Ramera, la portera. Ella que ya sabía que andaba preocupado, le propuso visitar la Gran Bellota, el pueblo de Las Tres Cerditas. El Sr. Lobo pensó que sería una buena forma de descubrir originales ideas para su película erótico-festiva.

Era sábado por la noche. Tras una travesía muy sinuosa, el director cinematográfico llegó por fin a la aldea de la lujuria. Al bajar del coche divisó tres burdeles, aquello era la gran solución a su incapacidad creativa. Entró en la Paja de Oro, el club de la cerdita Lola, ella de forma seductora le ofreció los servicios del local. El creativo, después de experimentarlos, se decepcionó, pues no le aportaron ideas nuevas para su film, todo fue muy rutinario, en este prostíbulo sólo practicaban las técnicas de la masturbación, tópicas y repetitivas.

Se dirigió a la segunda casita llamada Duramadera, allí le recibió la cerdita madame Sadó. El ambiente le disgustó, hacían falta varias bisagras para encajar las maderas e innovar en sus ideas. El Sr. Lobo salió escarmentado, con dos cardenales por nalga.

El creativo estaba frustrado, ya que se veía sin trabajo y en la miseria más profunda. Anduvo hasta el tercer club nocturno, aún le quedaban esperanzas dentro de un par de preservativos. En el Cementocho no le abrían la puerta, parecía un burdel de lujo para clientes exclusivos, por eso el Sr. Lobo decidió entrar por la chimenea. ¡Aquel día, sintió las chispas del fuego! Allí descubrió la técnica del tocho, la técnica del goteleé, la técnica del estucado veneciano, descubrió la postura del 96 y el solomillo de cerdita a la flujeé... aquello fue la mejor experiencia de su vida. En aquel burdel todo era orgásmico y suficientemente creativo como para plasmarlo en la película.

Regresa a su casa. ¡Fatigado, pero que muy fatigado, con el by pass al límite, se dispone a redactar el guión de su gran película! De repente... ¡su glande se contrae, la lengua se le anuda, las manos se le agarrotan y el corazón le revienta! ¡Fin de la historia!

¡Al lobo escaldado que le quiten lo bailado!